La primera misión europea a Marte inicia la cuenta atrás para aterrizar
El módulo de descenso ´Beagle 2´ tiene previsto posarse en el planeta rojo la próxima madrugada.
La sonda ´Mars Express´ trabajará durante dos años en órbita y servirá de enlace con la Tierra
Los técnicos de la Agencia Europea del Espacio (ESA) aguardan con impaciencia una tenue señal llegada desde el espacio a 155 millones de kilómetros, una melodía telefónica basada en una canción del grupo británico Blur, para alzar los brazos y confirmar que el pequeño Beagle 2 ha aterrizado en Marte y se encuentra sano y salvo. El módulo, que el pasado viernes se soltó de la nave Mars Express, sigue en caída libre hacia su destino y, de no mediar contratiempos, atravesará la atmósfera marciana y aterrizará la madrugada del día de Navidad en una región ecuatorial llamada Isidis Planitia.
La primera misión interplanetaria enteramente europea ha escogido un día más que simbólico para hacer su debut, pero Mars Express es el resultado de un trabajo de muchos años y el resultado de una tecnología propia y puntera.
ANTENA DE 75 METROS En cualquier caso, el éxito del aterrizaje no podrá confirmarse hasta el mediodía en el centro de control de la ESA, en Darmstadt (Alemania). La señal del Beagle 2 será recogida por el orbitador de la NASA Odissey, que se halla en Marte desde el 2001 y que transitará por Isidis Planitia tres horas después, y éste la reenviará hacia la Tierra. Si el enlace no fuera posible y no se recibiera nada durante la mañana, la alternativa sería el potente radiotelescopio de Jodrell Bank, en el Reino Unido, una antena de 75 metros de alto configurada para buscar señales de muy baja intensidad.
El primer día del robot fijo es crucial, puesto que un mal despliegue de sus paneles solares, por ejemplo, impediría que recolectara la energía para funcionar al día siguiente. Además, si durante el descenso el Beagle 2 ha tomado una dirección equivocada, la ESA ya no podrá hacer nada por corregirlo y posiblemente tenga incluso problemas para localizarlo en la inmensidad del planeta. Y más aún: el sistema de frenado mediante airbags, con botes amortiguadores, ha sido ensayado repetidamente en la Tierra, pero nada garantiza que funcione en Marte.
El contacto entre el Beagle 2 y su nave nodriza, Mars Express, no será posible hasta el 8 de enero, cuando el orbitador alcance su posición definitiva. A partir de entonces, la sonda realizará sus trabajos y al mismo tiempo será el enlace permanente del robot con la ESA. Está previsto que el Beagle 2 funcione medio año terrestre, hasta que se agoten sus baterías, mientras que la Mars Express dará vueltas al planeta a 250 kilómetros de altura durante 600 días.
PARTIO EN JUNIO La misión tiene por objetivo fundamental el análisis de la superficie marciana y la búsqueda de agua. Para su trabajo en Isidis Planitia, el robot, que sólo pesa 33 kilos, lleva un brazo robótico, llamado PAW, con capacidad de horadar el suelo y que trabaja conjuntamente con una cámara y varios espectrómetros.
Por su parte, Mars Express pesa 1.223 kilos y lleva siete instrumentos científicos, entre ellos un radar para sondear la superficie, una cámara de alta resolución (HRSC) con visión en tres dimensiones, varios espectrómetros y una analizador de plasma. El español Agustín Chicarro es el director científico de la misión.
La sonda ´Mars Express´ trabajará durante dos años en órbita y servirá de enlace con la Tierra
Los técnicos de la Agencia Europea del Espacio (ESA) aguardan con impaciencia una tenue señal llegada desde el espacio a 155 millones de kilómetros, una melodía telefónica basada en una canción del grupo británico Blur, para alzar los brazos y confirmar que el pequeño Beagle 2 ha aterrizado en Marte y se encuentra sano y salvo. El módulo, que el pasado viernes se soltó de la nave Mars Express, sigue en caída libre hacia su destino y, de no mediar contratiempos, atravesará la atmósfera marciana y aterrizará la madrugada del día de Navidad en una región ecuatorial llamada Isidis Planitia.
La primera misión interplanetaria enteramente europea ha escogido un día más que simbólico para hacer su debut, pero Mars Express es el resultado de un trabajo de muchos años y el resultado de una tecnología propia y puntera.
ANTENA DE 75 METROS En cualquier caso, el éxito del aterrizaje no podrá confirmarse hasta el mediodía en el centro de control de la ESA, en Darmstadt (Alemania). La señal del Beagle 2 será recogida por el orbitador de la NASA Odissey, que se halla en Marte desde el 2001 y que transitará por Isidis Planitia tres horas después, y éste la reenviará hacia la Tierra. Si el enlace no fuera posible y no se recibiera nada durante la mañana, la alternativa sería el potente radiotelescopio de Jodrell Bank, en el Reino Unido, una antena de 75 metros de alto configurada para buscar señales de muy baja intensidad.
El primer día del robot fijo es crucial, puesto que un mal despliegue de sus paneles solares, por ejemplo, impediría que recolectara la energía para funcionar al día siguiente. Además, si durante el descenso el Beagle 2 ha tomado una dirección equivocada, la ESA ya no podrá hacer nada por corregirlo y posiblemente tenga incluso problemas para localizarlo en la inmensidad del planeta. Y más aún: el sistema de frenado mediante airbags, con botes amortiguadores, ha sido ensayado repetidamente en la Tierra, pero nada garantiza que funcione en Marte.
El contacto entre el Beagle 2 y su nave nodriza, Mars Express, no será posible hasta el 8 de enero, cuando el orbitador alcance su posición definitiva. A partir de entonces, la sonda realizará sus trabajos y al mismo tiempo será el enlace permanente del robot con la ESA. Está previsto que el Beagle 2 funcione medio año terrestre, hasta que se agoten sus baterías, mientras que la Mars Express dará vueltas al planeta a 250 kilómetros de altura durante 600 días.
PARTIO EN JUNIO La misión tiene por objetivo fundamental el análisis de la superficie marciana y la búsqueda de agua. Para su trabajo en Isidis Planitia, el robot, que sólo pesa 33 kilos, lleva un brazo robótico, llamado PAW, con capacidad de horadar el suelo y que trabaja conjuntamente con una cámara y varios espectrómetros.
Por su parte, Mars Express pesa 1.223 kilos y lleva siete instrumentos científicos, entre ellos un radar para sondear la superficie, una cámara de alta resolución (HRSC) con visión en tres dimensiones, varios espectrómetros y una analizador de plasma. El español Agustín Chicarro es el director científico de la misión.
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