Objetivo: Isidis Planitia
La región del aterrizaje, llana y poco ventosa, pudo tener gran cantidad de agua en el pasado, lo que aumenta las posibilidades de supervivencia
La ESA podría haber lanzado el Beagle 2 sobre alguno de los polos, donde supuestamente abunda el hielo, o sobre los cañones del Valles Marineris, que no le van a la zaga en interés, pero ha optado por un destino más razonable desde un punto de vista técnico. Ha sopesado los riesgos. La región escogida, que responde al misterioso nombre de Isidis Planitia o llanura de la diosa Isis, no sólo tiene suficientes atractivos geológicos, sino que en ella aumentan las posibilidades de supervivencia. Elegir un buen lugar es fundamental si se tiene en cuenta que Marte cuenta con una escarpada orografía en la que confluyen enormes llanuras y cimas que empequeñecen al Everest, como el cráter Olympus Mons.
Heladas asumibles
Por supuesto, no se descarta que el robot quede sepultado en una ladera o que caiga rodando, pero en Isidis Planitia el riesgo es menor. La región es una depresión circular y un millar de kilómetros de diámetro. Se halla cerca del ecuador, lo que garantiza unas temperaturas asumibles por la maquinaria (+17[TEX Como contrapartida, las mismas temperaturas parecen descartar la presencia de hielo en el subsuelo. A lo sumo habrá residuos. Los resultados obtenidos por los orbitadores Global Surveyor y Odyssey 2001 muestran que Isidis Planitia no tiene grandes accidentes orográficos, aunque la resolución de imagen no es suficiente como para determinar si abundan las rocas, necesarias para los análisis científicos, y si éstas son tan grandes como para cegar la visión de las cámaras. En cualquier caso, este detalle será aún más importante para los próximos robots de la NASA, que tienen autonomía para caminar pero no para sortear piedras de un metro de alto. Isidis Planitia también ha sido escogida porque se cree que es una región poco ventosa. De lo contrario, las partículas de polvo podrían entorpecer el funcionamiento de los paneles solares que alimentan el Beagle 2.
Todos los indicios parecen confirmar que la región es una vieja cuenca sedimentaria donde se acumularon materiales debido a la actividad del agua. Imágenes de los últimos años muestran unas formaciones que al parecer pudieron ser fuentes de aguas termales.
La ESA podría haber lanzado el Beagle 2 sobre alguno de los polos, donde supuestamente abunda el hielo, o sobre los cañones del Valles Marineris, que no le van a la zaga en interés, pero ha optado por un destino más razonable desde un punto de vista técnico. Ha sopesado los riesgos. La región escogida, que responde al misterioso nombre de Isidis Planitia o llanura de la diosa Isis, no sólo tiene suficientes atractivos geológicos, sino que en ella aumentan las posibilidades de supervivencia. Elegir un buen lugar es fundamental si se tiene en cuenta que Marte cuenta con una escarpada orografía en la que confluyen enormes llanuras y cimas que empequeñecen al Everest, como el cráter Olympus Mons.
Heladas asumibles
Por supuesto, no se descarta que el robot quede sepultado en una ladera o que caiga rodando, pero en Isidis Planitia el riesgo es menor. La región es una depresión circular y un millar de kilómetros de diámetro. Se halla cerca del ecuador, lo que garantiza unas temperaturas asumibles por la maquinaria (+17[TEX Como contrapartida, las mismas temperaturas parecen descartar la presencia de hielo en el subsuelo. A lo sumo habrá residuos. Los resultados obtenidos por los orbitadores Global Surveyor y Odyssey 2001 muestran que Isidis Planitia no tiene grandes accidentes orográficos, aunque la resolución de imagen no es suficiente como para determinar si abundan las rocas, necesarias para los análisis científicos, y si éstas son tan grandes como para cegar la visión de las cámaras. En cualquier caso, este detalle será aún más importante para los próximos robots de la NASA, que tienen autonomía para caminar pero no para sortear piedras de un metro de alto. Isidis Planitia también ha sido escogida porque se cree que es una región poco ventosa. De lo contrario, las partículas de polvo podrían entorpecer el funcionamiento de los paneles solares que alimentan el Beagle 2.
Todos los indicios parecen confirmar que la región es una vieja cuenca sedimentaria donde se acumularon materiales debido a la actividad del agua. Imágenes de los últimos años muestran unas formaciones que al parecer pudieron ser fuentes de aguas termales.
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