El Señor de los anillos se desnuda
A 400 años de su hallazgo comienzan a revelarse los misterios del enigmático astro, para muchos, el más bello del Sistema solar
Por: MAGGIE MARÍN
internacional@bohemia.get.tur.cu
La Cassini-Huygens se acercó desde debajo de los anillos. La principal antena parabólica de comunicación se elevó y se posicionó hacia delante, como un escudo, para proteger de posibles impactos las partes más frágiles de la nave. A las 4:03 (hora de Washington), encendió uno de sus motores principales. Más tarde redujo su velocidad relativa respecto al astro, giró, y la desaceleración le permitió entrar en órbita operativa e iniciar el tránsito, a 19 mil kilómetros desde las nubes altas.
A las 4:36 y 158 mil km del centro de Saturno, cruzó los anillos en la brecha que separa el F del G. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), al consumar el encendido, el navío galáctico se inclinó hacia la Tierra y luego hacia los aros que desde tanto tiempo atrás intrigan a miles de astrónomos. Dado que volaba a solo pocos miles de kilómetros de ellos, era el momento de fotografiarlos.
"Fue una oportunidad única -aseguró la ESA- para intentar discriminar componentes individuales dentro de los anillos, dado que no está planeado que Cassini vuelva a acercárseles tanto."
El vehículo espacial transmite sus operaciones al instante, pero como Saturno se halla a mil 500 millones de km de nuestro planeta, estas demoran 84 minutos en llegar. Por ello fue a las 6 y 12 minutos de esa mañana que desde el Centro de Control del Jet Propulsion Laboratory, de la Administración para la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) -emplazado en Pasadena, California- que se anunció: "Hemos sobrevivido al cruce entre los anillos F y G de Saturno". Ocurrió el jueves 1ro de julio recién pasado. Poco después la noticia circunvoló la Tierra.
Un ingenio de armas tomar
No era para menos. La Cassini-Huygens, cuyo costo se trepó a tres mil 300 millones de dólares y que durante cuatro años estudiará Saturno y sus satélites es, de hecho, el personaje co-protagónico de una misión internacional de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Italiana (ASI). Lanzada al espacio desde Cabo Cañaveral, Florida, el 15 de octubre de 1997, es la primera nave que el hombre logra colocar en ese astro. Por entonces su vehículo de lanzamiento, el Titán 4B/Centaur, era el más poderoso de la flota estadounidense. Y si bien no se esperaban mayores contratiempos, el tránsito entre los anillos era una fase crítica que pudo terminar en catástrofe.
Robert Mitchel, responsable de la tarea en el citado laboratorio, había admitido que "un grano de polvo, algo del tamaño de un guisante, provocaría desastres muy importantes" en la nave, que sería golpeada a la velocidad relativa de varios kilómetros por segundo. Otro peligro potencial: si fallaba al ingresar en órbita, "la sonda rebasaría Saturno y se perdería en el sistema solar externo".
Cuando la atrajo la fuerza gravitacional del enigmático planeta había recorrido tres mil 500 millones de kilómetros en un viaje que duró casi siete años, y antes de alcanzar su objetivo debió maniobrar alrededor de Venus en abril de 1998 y junio de 1999, de la Tierra en agosto de 1999, y de Júpiter en diciembre de 2000.
De manera que el referido anuncio era triplemente grato, porque el ingenio tecnológico no solo llegó, sino que consumó exitosa y puntualmente la primera y más peligrosa etapa de su trabajo y, además, hizo realidad el sueño de muchos hombres de ciencia. No debe sorprendernos, pues, que la voz del informante tuviese trazas de excitación, agotamiento y emoción.
Los anillos
La Cassini-Huygens está compuesta por tres artilugios: el Cassini, de factura estadounidense, el mayor y más complejo orbitador del espacio profundo, portador de 12 instrumentos científicos para realizar estudios detallados de Saturno, sus lunas, su ambiente atmosférico y los collares que lo abrazan; una nave central; y el Huygens, construido en el Viejo Continente, de 320 kilogramos y que acarrea seis instrumentos científicos para analizar y caracterizar la atmósfera y la dinámica de la mayor de las 31 lunas heladas que hasta hoy se le conocen al anillado astro: Titán.
En esos menesteres se encuentra en estos momentos, cuando los instrumentos de la sonda hacen un estudio profundo de la atmósfera y el ambiente de Saturno. Se asegura que está en perfecto estado para sus próximas faenas: orbitar unas 76 veces el planeta y sostener unos 52 encuentros cercanos con siete de sus lunas.
David Southwood, director de Ciencias de la ESA, ha dicho emocionado: "Con Cassini, estamos aquí para quedarnos, observar e investigar. Con Huygens profundizaremos aún más, no solo zambulléndonos en una atmósfera extraterrestre sino retrocediendo millones de años en nuestro pasado para investigar uno de los secretos mejor guardados del universo: el origen de la vida".
Titán
El otro coprotagónico de esta aventura sideral atañe, por derecho propio, a una gigantesca luna helada: Titán. Es el mayor de los satélites saturnianos y más grande que el planeta Mercurio. Aunque los científicos creen que su superficie podría contener mares o lagos de agua y también de hidrocarburos, por su baja temperatura (-180 grados centígrados), no tiene líquidos.
Es, además, la única del sistema solar con atmósfera propia, rica en compuestos orgánicos similares a los existentes en la Tierra hace miles de millones de años, como nitrógeno y carbono. Por ello, se espera que las diferentes misiones del Cassini-Huygens en el satélite ayuden a comprender la evolución del primitivo clima de nuestro mundo y brinde pistas sobre los mecanismos que posibilitaron la aparición de la vida.
En esta primera incursión las imágenes infrarrojas tomadas por la sonda robótica han sido descritas por expertos como "absolutamente espectaculares" y, hasta cierto punto, han alucinado a los estudiosos. Su calidad es tal que hicieron llorar a Carolyn Porco, jefa del equipo que las procesa. "Son tan buenas -confesó- que parecen falsas, pero no lo son."
"Esto es diferente de todo lo que hemos visto antes", agrega por su parte la científica Elisabeth Turtle, también del staff del Jett Propulsion. "Son las mejores imágenes de la superficie y no sabemos todavía cómo considerarlas."
En blanco y negro y tomadas a 340 mil km de la superficie del satélite, las fotos muestran un paisaje tenebroso descrito así por Turtle: "Se ve un panorama poco claro, semejante a un helado mixto de frutas, derretido, con algunas líneas nítidas que podrían ser montañas u otras cosas".
Complementó que los cráteres circulares, líneas y perfiles descifrados hasta el momento sugieren que Titán posee una cierta actividad geológica similar a la del pasado terrícola, que podría incluir vientos, erosiones, y el desarrollo de ríos y lagos. "Es peligroso interpretar una superficie que no vimos nunca, pero es difícil resistir la tentación de hacerlo."
En una de las casi cien fotos aparece en el polo sur de Titán una capa de nubes que se cree son de gas metano, otro elemento orgánico. Según suposiciones de expertos, Titán podría tener mares de metano y etano, hipótesis que, de confirmarse, se convertiría en el máximo logro de la tarea interestelar.
Pocas misiones planetarias del espacio profundo han concitado las esperanzas de una comunidad tan grande de científicos y aficionados al espacio en todo el mundo. Pero se justifica.
Ahora los investigadores se debaten entre el corto tiempo que les queda para avanzar en los estudios e interpretaciones del material que tienen ya en mano, y lo mucho que les falta hasta el 26 de octubre, cuando Cassini descienda mil 200 km para captar imágenes más cercanas de la Luna. Luego, el 25 de diciembre, liberará a Huygens para que se dirija hacia Titán, a la que llegará tres semanas después, en enero de 2005.
Los anillos del Señor
Los espectaculares aros que ciñen a Saturno tienen entre 50 mil y 303 mil km de ancho y han sido nombrados con las letras del alfabeto latino. Sus orígenes son un misterio, aunque se ha aventurado que pudieron formarse a partir de satélites impactados por cometas, meteoros y otros cuerpos celestes.
Para Jeff Cuzzi, del Centro de Investigaciones planetarias Ames, de la NASA, los anillos de Lord Saturno son muy raros y de "corta" duración. De resultar cierta su hipótesis, dentro de unos cientos de millones de años podrían desvanecerse.
Las primeras fotos enviadas por la Cassini-Huygens fueron tomadas desde encima de los anillos -la parte oscura- y las siguientes en las zonas iluminadas por el Sol, por lo que resultan de gran brillantez. En conjunto, revelan su estructura y las ondas de densidad o alteraciones de sus partículas causadas -se cree- por la energía de satélites que pasan cerca.
La Cassini-Huygens, un ingenio tecnológico de más de 3 mil millones de dólares
Aunque los de Saturno son los preferidos por científicos y aficionados, similares sistemas de anillos existen en estrellas jóvenes y hasta en planetas del Sistema solar, como Júpiter, Neptuno y Urano. Los de estos últimos, sin embargo, son más oscuros y menos macizos.
En general, Saturno y sus intrigantes collares guardan similitudes con el Sistema solar en sus inicios, antes de la formación de los planetas, cuando aros de polvo y gases rodeaban al astro rey. De modo que la misión sideral que recién comienza podría revelar incógnitas de altos calibres: ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? Y algunas más. ¿No sería asombroso?
Por: MAGGIE MARÍN
internacional@bohemia.get.tur.cu
La Cassini-Huygens se acercó desde debajo de los anillos. La principal antena parabólica de comunicación se elevó y se posicionó hacia delante, como un escudo, para proteger de posibles impactos las partes más frágiles de la nave. A las 4:03 (hora de Washington), encendió uno de sus motores principales. Más tarde redujo su velocidad relativa respecto al astro, giró, y la desaceleración le permitió entrar en órbita operativa e iniciar el tránsito, a 19 mil kilómetros desde las nubes altas.
A las 4:36 y 158 mil km del centro de Saturno, cruzó los anillos en la brecha que separa el F del G. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), al consumar el encendido, el navío galáctico se inclinó hacia la Tierra y luego hacia los aros que desde tanto tiempo atrás intrigan a miles de astrónomos. Dado que volaba a solo pocos miles de kilómetros de ellos, era el momento de fotografiarlos.
"Fue una oportunidad única -aseguró la ESA- para intentar discriminar componentes individuales dentro de los anillos, dado que no está planeado que Cassini vuelva a acercárseles tanto."
El vehículo espacial transmite sus operaciones al instante, pero como Saturno se halla a mil 500 millones de km de nuestro planeta, estas demoran 84 minutos en llegar. Por ello fue a las 6 y 12 minutos de esa mañana que desde el Centro de Control del Jet Propulsion Laboratory, de la Administración para la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) -emplazado en Pasadena, California- que se anunció: "Hemos sobrevivido al cruce entre los anillos F y G de Saturno". Ocurrió el jueves 1ro de julio recién pasado. Poco después la noticia circunvoló la Tierra.
Un ingenio de armas tomar
No era para menos. La Cassini-Huygens, cuyo costo se trepó a tres mil 300 millones de dólares y que durante cuatro años estudiará Saturno y sus satélites es, de hecho, el personaje co-protagónico de una misión internacional de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Italiana (ASI). Lanzada al espacio desde Cabo Cañaveral, Florida, el 15 de octubre de 1997, es la primera nave que el hombre logra colocar en ese astro. Por entonces su vehículo de lanzamiento, el Titán 4B/Centaur, era el más poderoso de la flota estadounidense. Y si bien no se esperaban mayores contratiempos, el tránsito entre los anillos era una fase crítica que pudo terminar en catástrofe.
Robert Mitchel, responsable de la tarea en el citado laboratorio, había admitido que "un grano de polvo, algo del tamaño de un guisante, provocaría desastres muy importantes" en la nave, que sería golpeada a la velocidad relativa de varios kilómetros por segundo. Otro peligro potencial: si fallaba al ingresar en órbita, "la sonda rebasaría Saturno y se perdería en el sistema solar externo".
Cuando la atrajo la fuerza gravitacional del enigmático planeta había recorrido tres mil 500 millones de kilómetros en un viaje que duró casi siete años, y antes de alcanzar su objetivo debió maniobrar alrededor de Venus en abril de 1998 y junio de 1999, de la Tierra en agosto de 1999, y de Júpiter en diciembre de 2000.
De manera que el referido anuncio era triplemente grato, porque el ingenio tecnológico no solo llegó, sino que consumó exitosa y puntualmente la primera y más peligrosa etapa de su trabajo y, además, hizo realidad el sueño de muchos hombres de ciencia. No debe sorprendernos, pues, que la voz del informante tuviese trazas de excitación, agotamiento y emoción.
Los anillos
La Cassini-Huygens está compuesta por tres artilugios: el Cassini, de factura estadounidense, el mayor y más complejo orbitador del espacio profundo, portador de 12 instrumentos científicos para realizar estudios detallados de Saturno, sus lunas, su ambiente atmosférico y los collares que lo abrazan; una nave central; y el Huygens, construido en el Viejo Continente, de 320 kilogramos y que acarrea seis instrumentos científicos para analizar y caracterizar la atmósfera y la dinámica de la mayor de las 31 lunas heladas que hasta hoy se le conocen al anillado astro: Titán.
En esos menesteres se encuentra en estos momentos, cuando los instrumentos de la sonda hacen un estudio profundo de la atmósfera y el ambiente de Saturno. Se asegura que está en perfecto estado para sus próximas faenas: orbitar unas 76 veces el planeta y sostener unos 52 encuentros cercanos con siete de sus lunas.
David Southwood, director de Ciencias de la ESA, ha dicho emocionado: "Con Cassini, estamos aquí para quedarnos, observar e investigar. Con Huygens profundizaremos aún más, no solo zambulléndonos en una atmósfera extraterrestre sino retrocediendo millones de años en nuestro pasado para investigar uno de los secretos mejor guardados del universo: el origen de la vida".
Titán
El otro coprotagónico de esta aventura sideral atañe, por derecho propio, a una gigantesca luna helada: Titán. Es el mayor de los satélites saturnianos y más grande que el planeta Mercurio. Aunque los científicos creen que su superficie podría contener mares o lagos de agua y también de hidrocarburos, por su baja temperatura (-180 grados centígrados), no tiene líquidos.
Es, además, la única del sistema solar con atmósfera propia, rica en compuestos orgánicos similares a los existentes en la Tierra hace miles de millones de años, como nitrógeno y carbono. Por ello, se espera que las diferentes misiones del Cassini-Huygens en el satélite ayuden a comprender la evolución del primitivo clima de nuestro mundo y brinde pistas sobre los mecanismos que posibilitaron la aparición de la vida.
En esta primera incursión las imágenes infrarrojas tomadas por la sonda robótica han sido descritas por expertos como "absolutamente espectaculares" y, hasta cierto punto, han alucinado a los estudiosos. Su calidad es tal que hicieron llorar a Carolyn Porco, jefa del equipo que las procesa. "Son tan buenas -confesó- que parecen falsas, pero no lo son."
"Esto es diferente de todo lo que hemos visto antes", agrega por su parte la científica Elisabeth Turtle, también del staff del Jett Propulsion. "Son las mejores imágenes de la superficie y no sabemos todavía cómo considerarlas."
En blanco y negro y tomadas a 340 mil km de la superficie del satélite, las fotos muestran un paisaje tenebroso descrito así por Turtle: "Se ve un panorama poco claro, semejante a un helado mixto de frutas, derretido, con algunas líneas nítidas que podrían ser montañas u otras cosas".
Complementó que los cráteres circulares, líneas y perfiles descifrados hasta el momento sugieren que Titán posee una cierta actividad geológica similar a la del pasado terrícola, que podría incluir vientos, erosiones, y el desarrollo de ríos y lagos. "Es peligroso interpretar una superficie que no vimos nunca, pero es difícil resistir la tentación de hacerlo."
En una de las casi cien fotos aparece en el polo sur de Titán una capa de nubes que se cree son de gas metano, otro elemento orgánico. Según suposiciones de expertos, Titán podría tener mares de metano y etano, hipótesis que, de confirmarse, se convertiría en el máximo logro de la tarea interestelar.
Pocas misiones planetarias del espacio profundo han concitado las esperanzas de una comunidad tan grande de científicos y aficionados al espacio en todo el mundo. Pero se justifica.
Ahora los investigadores se debaten entre el corto tiempo que les queda para avanzar en los estudios e interpretaciones del material que tienen ya en mano, y lo mucho que les falta hasta el 26 de octubre, cuando Cassini descienda mil 200 km para captar imágenes más cercanas de la Luna. Luego, el 25 de diciembre, liberará a Huygens para que se dirija hacia Titán, a la que llegará tres semanas después, en enero de 2005.
Los anillos del Señor
Los espectaculares aros que ciñen a Saturno tienen entre 50 mil y 303 mil km de ancho y han sido nombrados con las letras del alfabeto latino. Sus orígenes son un misterio, aunque se ha aventurado que pudieron formarse a partir de satélites impactados por cometas, meteoros y otros cuerpos celestes.
Para Jeff Cuzzi, del Centro de Investigaciones planetarias Ames, de la NASA, los anillos de Lord Saturno son muy raros y de "corta" duración. De resultar cierta su hipótesis, dentro de unos cientos de millones de años podrían desvanecerse.
Las primeras fotos enviadas por la Cassini-Huygens fueron tomadas desde encima de los anillos -la parte oscura- y las siguientes en las zonas iluminadas por el Sol, por lo que resultan de gran brillantez. En conjunto, revelan su estructura y las ondas de densidad o alteraciones de sus partículas causadas -se cree- por la energía de satélites que pasan cerca.
La Cassini-Huygens, un ingenio tecnológico de más de 3 mil millones de dólares
Aunque los de Saturno son los preferidos por científicos y aficionados, similares sistemas de anillos existen en estrellas jóvenes y hasta en planetas del Sistema solar, como Júpiter, Neptuno y Urano. Los de estos últimos, sin embargo, son más oscuros y menos macizos.
En general, Saturno y sus intrigantes collares guardan similitudes con el Sistema solar en sus inicios, antes de la formación de los planetas, cuando aros de polvo y gases rodeaban al astro rey. De modo que la misión sideral que recién comienza podría revelar incógnitas de altos calibres: ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? Y algunas más. ¿No sería asombroso?
3 comentarios
mirian -
Anónimo -
grimanesa milla menacho -