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Astronomía

Aún queda mucho por hacer


Opportunity aún tiene mucho trabajo en perspectiva. Debe probar si, además de haber estado expuestas al agua tras su formación, las rocas del afloramiento pudieron haber sido creadas en parte por la precipitación de una solución de minerales en el fondo de un lago o de un mar salado.
Este geólogo de campo robótico ha dedicado casi tres semanas a estudiar completamente dicho afloramiento, volviendo después para una inspección con más detalle de porciones seleccionadas. El róver encontró una concentración muy alta de azufre en esta masa rocosa con su espectrómetro de rayos X de partículas alfa (obra de ingenieros alemanes), que identificó los elementos químicos de una muestra. «La forma química en que aparece este azufre es en forma de sales sulfatadas de magnesio y de hierro, así como en otras sales de azufre» ha señalado Benton Clark, de Lockheed Martín Space Systems. «También se han detectado elementos que pueden formar sales de cloruros o hasta de bromuros.»
En el mismo emplazamiento, el espectrómetro Móssbauer del róver (y también de origen alemán), y que es capaz de identificar minerales que portan hierro, ha podido detectar un mineral de sulfato de hierro hidratado llamado jarosita. El espectrómetro miniaturizado de emisión térmica del vehículo también ha proporcionado pruebas de la existencia de sulfatos.
En nuestro planeta, las rocas con tanta sal como esta marciana, o bien se han formado en agua o bien, tras su formación, han sido alteradas por una larga exposición a ella. La jarosita puede apuntar a una historia de la roca bajo las aguas, como si hubiera estado en un lago ácido o en un entorno de arroyos o manantiales calientes también ácidos.
Diferentes evidencias, no definitivas, pero apuntando en un sentido.
Pero parece ser que hay más pruebas. Imágenes tomadas por la cámara fotográfica panorámica y la microscópica del róver revelan que la roca llamada «El Capitán» está llena de unas minúsculas marcas tabulares ?como huecos? de forma laminada, de alrededor de un centímetro de largo y un cuarto o menos de ancho, con orientaciones aparentes al azar. Esta especial textura es conocida por los geólogos ya que suele ser típica de rocas situadas en agua salobre en cuyo interior se forman cristales de mineral. Cuando los cristales desaparecen posteriormente, por la erosión o disolviéndose en agua menos salada, dejan estas pequeñas marcas como huecos.
También se han hallado partículas redondas encajadas en la masa rocosa. Partiendo tan sólo de su forma, estas esférulas se pudieron formar a partir de erupciones volcánicas, de microimpactos de gotitas fundidas por un impacto meteorítico, o por la acumulación de minerales que emergen de una solución desde dentro de una roca porosa, empapada de agua, que es la hipótesis que sostienen los investigadores de la NASA como la más posible.
Las observaciones de Opportunity sobre que las esférulas no están concentradas en capas particulares de la masa rocosa, no favorece la hipótesis de un origen volcánico o de impacto, aunque no la elimina del todo.
Las imágenes obtenidas no nos permiten una respuesta definitiva todavía. Por ello, los científicos están planeando acercar la Opportunity a los rasgos más prometedores, para darles un nuevo y mejor vistazo.[Tribuna de Astronomía]

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